Madre Americana (2022), cuya técnica de grabado es aguafuerte con aguatinta sobre placa de metal y mide 22” x 15”, fue una pieza que hice principalmente para la carpeta Nexo Entre Raíces, la cual ha sido parte de dos exposiciones hasta el momento en Estados Unidos.
La exposición de Nexo Entre Raíces está siendo gestionada por el artista Marco Sánchez y la erudita multidisciplinaria Claudia Ley en colaboración con el Museo de Arte del Centro Nacional de Cultura Hispana. En ella participamos ocho grabadores mexicanes y ocho estadounidenses. El tema gira alrededor del sincretismo que existe entre la cultura de las y los mexicanos que migran hacia Estados Unidos y quienes fueron nacidos allá y tienen ascendencia mexicana. Cada artista realizó una obra basada en su percepción de este fenómeno. Los artistas tuvimos libertad creativa, lo cual fue muy importante para ver representadas en esta carpeta varias perspectivas sobre el mismo punto, lo cual la hace muy interesante y llena de riqueza. En mi caso, debo decir que es la primera vez que realizo una imagen con la mirada puesta en la cultura chicana, que fue de donde más me apoyé para hacerlo.
Dentro del arte chicano podemos encontrar que la figura de la Virgen de Guadalupe es una presencia fuerte, una de las que logran romper la frontera. Además, es muy representada desde los tatuajes hasta el grafiti. Muchos artistas mexicanos que radican o radicaron allá utilizaron a la Virgen de Guadalupe como medio de expresión y por eso la escogí.
Sin embargo, esta Virgen tiene varios simbolismos. Comenzando por el manto, que se encuentra cubierto por las formas y patrones del paliacate tradicional, simboliza a los mexicanos que viven allá y es un elemento fundamental de la cultura chola. En el centro, coloqué las mismas estrellas que lleva el manto de la Virgen de Guadalupe. En la parte del fondo, podemos apreciar el patrón que tiene la Virgen original, la flor de castilla. Haciendo alusión a su origen mexicano, en su resplandor ubiqué el maíz, que es un símbolo que trabajo mucho, ya que es parte de la gastronomía fundamental del ser mexicana. Creo que la presencia del maíz es importante, porque en cuanto la gente lo ve, sabe inmediatamente que está relacionado con México. ¡Aparte de que me representa porque me encanta comerlo!
Después, en el rostro volví a representar motivos originarios, retomando la estética de la cerámica prehispánica. Por ejemplo, la forma de las orejeras y de la mirada, que son el sello de mi estilo. En el corazón lleva un alambre cubierto de espinas evocando la valla fronteriza, cuya función es sostenerlo, protegerlo, pero también nos recuerda que es un corazón oprimido, ya que nuestro gusto humano por delimitar territorios ha provocado que muchas familias sean separadas y tengan muchas dificultades para volverse a unir.
Un poco más abajo se ven sus brazos y manos, que no están en forma de oración, sino de unión, porque uno de los simbolismos de la Guadalupana es el de aquella madre que siempre está procreando y uniendo familias. Por esta misma razón, en el brazo izquierdo, que en mi cosmovisión representa el lado femenino, tiene un tatuaje que dice Familia, para el cual escogí esa tipografía ya que se utiliza mucho en tatuajes chicanos.
Debajo de las manos podemos encontrar a la Coatlicue, quien fue la deidad precursora de la Virgen de Guadalupe. Ella representa para mí el comienzo de la transición de ser mesoamericanos a ser parte de la nueva cultura que se está formando. La representé rodeada de nopales y coloqué debajo de ella el territorio estadounidense y mexicano juntos. Decidí hacer la referencia directa a este tema dado que Estados Unidos es nuestro vecino más grande y la influencia que tenemos de ida y vuelta es muy fuerte.
Por último, al pie de la Virgen hay dos personajes: la mujer serpiente y el hombre águila, quienes simbolizan el Escudo Nacional de México; pero en vez de luchar, están mirando hacia una veladora que alumbra desde el sur del territorio, haciendo alusión a las familias que esperan que las y los migrantes lleguen con bien. La veladora es un símbolo de esperanza, de rezo, de petición de un milagro. Por eso está en medio. En vez de que el Escudo Nacional se esté peleando, está en unión esperando el milagro.
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